MARTA MARTíNEZ LIÉBANA
La Navidad no es la época más feliz para todas las personas, para algunas esta festividad supone nostalgia, recuerdos dolorosos e incluso lágrimas. Parece contradictorio que una fiesta que se presume que simboliza paz, amor, armonía, familia y solidaridad signifique la peor época del año para muchos.
Los motivos suelen ser muy variados: hay quien ha perdido hace poco a un ser querido, quien vive estas fechas postrado en un hospital, hay miles de ancianos solos que se refugian en sus casas… y eso por no hablar de los millones de inmigrantes que no pasarán estos días junto a su familia. ¿Pero y qué hay de los famosos Reyes Magos? El 13% de la población infantil española (y hablamos de 1.200.000 niños) es literalmente pobre, según datos de UNICEF. Los informes este año serán mucho más desoladores debido a la fuerte crisis que apura al máximo los bolsillos.
Soledad, fracaso, incertidumbre y desconfianza son los sentimientos que experimentan algunas personas cuando escuchan villancicos navideños. Melancolía es el color de las miles de luces inundando las calles…
Según el doctor Ian Cook, de la Universidad de California, “mucha gente se deprime porque no logró lo que se había propuesto”. Y es que parece que unas expectativas poco acordes con la realidad no son siempre el mejor camino. Tendremos que tener cuidado al pedir los 12 deseos de las uvas, no vaya a ser que, como dijo el poeta, la esperanza -negra araña del atardecer- teja sus hilos sobre los corazones de los que ahora están más solos.
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