MARTA MARTÍNEZ LIÉBANA
En la madrugada que va desde el próximo sábado al domingo, los relojes deberán atrasarse una hora: a las 3 serán las 
dos. Se trata de uno de los cambios, además del frío, que suponen la llegada del invierno y a los que uno se acostumbra «desde siempre», aunque a veces, sin saber exactamente por qué.
En realidad, es una medida generalizada desde que en 1974 se produjera la primera crisis del petróleo y algunos países decidieran adelantar la hora para aprovechar mejor la luz del sol y gastar menos en electricidad. En realidad, hoy en día es una medida un tanto cuestionada, pues aunque el único dato conocido es el 5% de ahorro energético que supone cada año, según el Ministerio de Industria, la Unión Europea nunca informa sobre los resultados económicos que estos cambios horarios realizan en los diferentes países que los contemplan.
Otros planes de ahorro
Independientemente de los cambios horarios, el IDEA (Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía) aconseja a todos los ciudadanos hacer un buen uso del consumo eléctrico, como ajustar la temperatura de las calefacciones a las situaciones reales de cada zona o el uso de sistemas con acumulación para el suministro de aguas.
Algunos consejos para ahorrar energía:
Diario FdC 